Hacía tiempo que no vivía algo con intensidad. Llevaba meses encerrada en casa, refugiándome en mis letras, libros y películas, sintiendo que la vida no avanzaba. Sin duda puedo afirmar que crecí como persona, pero las ansias de experiencia y de desarrollar mi potencial solo iban en aumento. Entonces, cuando el riesgo de salir a la calle era menor, me llegó la noticia de que me esperaba una visita a la radio.

Siempre estuve bastante implicada con la radio del instituto. Mi profesora de lengua me proponía constantemente proyectos que yo, por amor al arte, llevaba a cabo en mi tiempo libre. Nunca he dejado de lado mis pasiones, siendo la más destacada escribir, desde poemas hasta programas de radio. Y sin duda, la mejor parte de mi etapa académica fueron mis proyectos para la radio del instituto. Pero es cierto que acabé con mal sabor de boca, pues tenía previsto hacerle una entrevista a una científica canaria que vendría al instituto, y nunca pude realizarla. ¿Qué mejor recompensa que esta?

Me fascina escuchar hablar a grandes referentes y aprender de su trayectoria, de ahí que tener la oportunidad de estar junto a Kiko Barroso por un día me produjese semejante entusiasmo. Su naturalidad y dedicación me resultó admirable, y mis ganas de algún día llegar a estar a su nivel se intensificaban por segundos. Mientras merodeaba por cada rincón del local pude agarrar el futuro entre mis manos, imaginarme hablando para millones de personas, reavivando la esperanza perdida de muchas y muchos, haciendo más amenas las mañanas y tardes de mis oyentes, y teniendo algún tipo de impacto en este mundo que parece que se marchita.

Una sola mañana allí, analizando hasta el último detalle, absorta ante el inmenso poder de la palabra, me sirvió de mucho, pues ahora estoy plenamente segura de que lo que persigo es lo mío, y no volveré a dejar que el miedo o las dudas se entrometan en mi camino. Kiko además me dio la oportunidad de aparecer en su programa, de expresarme con total libertad y ninguna preparación, lo que me permitió saborear la esencia del arte de la comunicación.

Me fui de allí queriendo más y dispuesta a seguir aprendiendo, para así, seguir avanzando. Lo que me espera, aún lo desconozco, no obstante, me reconforta enormemente saber que ahora mismo voy tras una profesión que con suerte me brindará felicidad. Y ojalá a través de la radio, la televisión o la escritura, sea capaz de transmitir esa felicidad a los demás.