Me inscribí en este proyecto por curiosidad, pensando que no sería seleccionada, ya que mi profesión quizás no era tan sencilla de encontrar.
Sin embargo, mi mentora Silvia, era justo a lo que yo quería aspirar, ser psicóloga deportiva. Como en este mundillo es complicado que los pacientes den su permiso para que una persona externa estuviera presente en una sesión, pude experimentar el lado que no se ve, como por ejemplo, ver cómo Silvia preparaba las sesiones, y la dinámica que seguía con los deportistas. Pude conocer cómo era su despacho, y también distintos métodos para tratar con las personas acorde con sus necesidades, como escribir en la pizarra, dibujar, hablar o simplemente escuchar.
Aprendí que, al final, es mejor dejar que fluya la sesión – antes de estructurar una lista de objetivos que muchas veces no se cumplen – y así los pacientes se sienten más cómodos.

También hablamos sobre conceptos clave para los deportistas, como que la ansiedad es necesaria para poder rendir en momentos de nervios, pero que mucha ansiedad o, por el contrario, nada de ansiedad, nos impiden tomar buenas decisiones. Silvia también me dio
algunos consejos que me servirán tanto en la carrera como en mi vida personal, y quedamos en mantener el contacto para cualquier cosa que necesitara en un futuro.
En resumen, gracias a esta oportunidad, he podido confirmar que realmente me quiero dedicar a la psicología deportiva, y algo que comenzó por curiosidad, se ha convertido en un momento inolvidable que agradezco tanto a Silvia como a Canarias Masterclass.