“Dondequiera que el arte de la Medicina es amado, también hay un amor a la humanidad” (Hipócrates).
Canarias Masterclass me ha brindado una de mis experiencias más enriquecedoras: acompañar a la Dra. Gaspar durante su jornada laboral en Hospiten Rambla, Santa Cruz de Tenerife.
Sin embargo, mi recorrido en este proyecto comenzó varios meses antes. Era evidente que esta edición iba a ser muy diferente a la de otros años por la Covid-19, motivo que, en un principio, no hacía posible jornadas de inmersión presenciales. Finalmente, tuve la suerte de poder asistir a Hospiten Rambla, eso sí, siempre cumpliendo las medidas de seguridad necesarias, y sin poder interactuar con los pacientes. Gracias a esta experiencia y la situación actual, he comprendido la importancia del trato afectivo, especialmente si se trata de niños.
¡Pero Marta, vete al grano! El 15 de julio de 2020 a las 8:30 am conocí a la Dra. Gaspar, y desde ese momento supe que podría contar con ella. En primer lugar, visité el nido, término actualmente en desuso porque el hábitat del recién nacido es la madre, no el nido, donde examinaron a los recién nacidos. Uno de los bebés tenía el frenillo lingual corto, lo que podría dificultar su alimentación, y calcularon el nivel de bilirrubina de otro porque parecía que presentaba algo de ictericia, pero no fue necesaria la fototerapia porque se encontraba en los niveles normales.
En general, el día fue muy ajetreado, pues la doctora me comentaba que desde la peor temporada de gripe, entre enero y febrero, no tenía tantas consultas. La mayoría fueron revisiones de niños sanos: entrevista, control de peso y presión arterial, administración de vacunas, auscultación, palpación… También llegaron algunos pequeños de urgencia por vómitos, los virus de estómago son muy comunes en verano.
¿Y qué fue lo que más me llamó la atención?
La Dra. Gaspar
Me sentiría completamente realizada si algún día llegara a convertirme en una doctora la mitad de divertida, sensible y, sobre todo, profesional que la Dra. Gaspar. Ella consigue combinar sus conocimientos en Medicina con “buen rollo”, de forma que se muestra cercana tanto a los niños como a sus familias. Es capaz de ganarse la confianza de aquellos que llegan a la consulta llorando y con mucho miedo -a vacunarse-, y de tranquilizar a los padres y las madres.
Entrevistas
Otro de los aspectos que me resultó muy interesante fue la entrevista a los pequeños pacientes, y cómo se adecúa según la edad o el sexo. Cuando iba al pediatra, nunca analicé ninguna de las preguntas que me hacía y me limitaba a contestarlas; pero ahora entiendo (parte) de su finalidad: hacer que el paciente se encuentre cómodo, analizar el aspecto psicológico (relaciones familiares, escuela…), incluso permite localizar casos de maltrato infantil.
Anécdota
Cuando la doctora le preguntaba a los niños cómo los había ido durante el confinamiento, la mayor parte contestó que fue estupendo, alguno incluso llegó a afirmar que prefería las clases online. Sin embargo, a los adolescentes no se les veía tan contentos de haber estado dos meses encerrados.
Pediatría, ¿mi especialidad?
Dicen que cada año del grado en Medicina una cambia de idea acerca de la especialidad que va a ejercer, así que todavía no me atrevo a afirmar que me gusta la cirugía o la neurología, porque la Medicina es un campo muy amplio. Lo que sí tengo claro es que la pediatría está entre mis opciones más cercanas por sus numerosas ventajas: conoces al paciente desde que nace hasta que se convierte en adulto, lo que permite mejorar y precisar diagnósticos; y seguramente pueda ser la más alegre de las especialidades.
En definitiva, gracias a esta experiencia puedo afirmar que estudiar Medicina es mi vocación, he podido hacerme una idea de cómo es el día a día de una pediatra en consulta, incluso me llego a identificar en ese puesto de trabajo en un futuro no tan lejano y, sobre todo, que tengo muchísima suerte de contar con la Dra. Gaspar como mentora.
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