Las diferencias salariales entre las personas de 16 a 29 años se producen al aumentar el nivel de estudios.

Uno de los principales motivos de la heterogeneidad entre la población juvenil en nuestro país reside en la diferencia en cuanto a oportunidades y situaciones. Estas variaciones están mayormente vinculadas a factores socioeconómicos y, de manera especialmente significativa, al nivel de formación alcanzado.

El informe elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) ‘Presente y futuro de la juventud española detalla una de las cuestiones clave de nuestro mercado laboral: a más formación y nivel de estudios, menor tasa de desempleo y mejores perspectivas de futuro laboral y salarial.

En la publicación del informe se analiza que aquellos jóvenes con títulos universitarios cobran un 33,8% más que quienes solo cuentan con estudios secundarios, ya que acceden a puestos de trabajo mejor remunerados. Estos jóvenes con estudios superiores suponen el 50,2% del total según el registro de 2020, porcentaje que se encuentra por encima de la media de la Unión Europea.

Por el contrario, la población menor de 30 años que únicamente poseen estudios obligatorios y buscan empleo encuentran como resultado opciones con contrato temporal y/o a tiempo parcial, en ocupaciones elementales y con bajos salarios.

Además, estos jóvenes sufren diversas dificultades y situaciones de precariedad laboral ya que se pueden encontrar con otros riesgos que no afectan de la misma manera a quienes han finalizado una titulación universitaria, como la mayor probabilidad de automatización de sus empleos o imposibilidad de llevar a cabo proyectos vitales.

Con todo ello, se pone de manifiesto que la precariedad laboral es menor entre aquellos que ostentan estudios superiores y la mejora en los niveles educativos de los jóvenes ha ido acompañada de una creciente importancia de las ocupaciones cualificadas.