Es conocido por todos que la experiencia que Canary Talent nos brinda no es cuantificable, es una de esas sensaciones que a posteriori valoramos mucho más que en ese instante en el que pasas por la puerta que te lleva a un mundo nuevo, desconocido pero asombroso.

En mi caso, mi mentor, Carlos Flores, y todo su equipo me acogieron con los brazos abiertos, permitiéndome a su vez acceder al laboratorio de Genómica del Instituto de Tecnologías y Energías Renovables (ITER). Este para mí fue un momento indescriptible, ver un laboratorio de este calibre en persona y ver todo el material que ellos utilizan para mejorar la salud del mundo.

El día comenzó a las 8:30 de la mañana cuando Carlos y yo partimos con destino a Granadilla de Abona, donde se sitúa el ITER. La visita puso inicio con una pequeña presentación del equipo que colabora en el Laboratorio de Genómica y desde ese momento comenzó lo más impresionante de la visita, Rafa, una de las biólogas que trabaja en el centro me hizo un tour a consciencia por todo el laboratorio, explicándome todos los procesos que allí se llevan a cabo, como por ejemplo los controles de calidad del ADN.

También pude estar presente en una de sus reuniones donde se ponen al corriente de todo lo que ha ocurrido a lo largo de una semana. Impresionantes los datos aportados por Luis y David, uno de los bioinformáticos del equipo que comentó que un único experimento les ocupó hasta 6 terabytes de memoria. O las aportaciones de José y Víctor con respecto al brote de MonkeyPox o Viruela del Mono.

En resumen, una jornada para no olvidar, que me ha aclarado las ideas y me sirvió de guía para ver lo que es a partir de ahora, mi profesión de ensueño.