Este viaje comenzó el 1 de junio, cuando conocí a mi mentora Natalia Otero, diplomada en educación primaria, una profesora apasionada
por su trabajo, que disfruta de la compañía de los más pequeños y que realiza una especial labor mejorando las cualidades académicas de niños que lo necesitan. Ella sin reparos ni timideces me abrió su mundo desde el primer momento, contándome lo que hacía y cómo lo hacía. Natalia forma parte de una organización subvencionada por La Caixa, llamada “Te acompañamos”, que ofrece ayuda a niños que, por situaciones socioculturales, tienen dificultades para seguir el ritmo académico que lleva su curso. Ese mismo día conseguí su contacto y cuadramos la fecha para conocer su apasionante trabajo.
Después de esperar y pasar la EBAU, ¡¡por fin llegaba el día!! De camino me sentía nerviosa, impaciente y emocionada, por comenzar esta experiencia que sabía que me permitiría conocer de verdad lo que se siente al estar rodeada de pequeñas personitas tan cariñosas y divertidas.

Al llegar me encontré con mi compañera Marta, quien también disfrutaría de esta experiencia conmigo. Nuestra jornada comenzó a las tres de la tarde, y Natalia nos estaba esperando. Al llegar conocimos a uno de los grupos que nos tocaría atender. En este conocimos a personitas muy tiernas. Natalia nos explicó todo lo que hacían, y así nos pusimos manos a la obra. Había que ayudarles con las tereas y después hacer fichas de comprensión escrita y matemáticas, lo que más les costaba. Los niños desde el principio nos acogieron con las manos abiertas, y es que ellos estaban más ilusionados que nosotras, por poder ayudarles. Después de la comprensión escrita y de recordarles que para empezar a escribir se utiliza la mayúscula, pasamos a las matemáticas con las sumas, restas y multiplicaciones. Si soy sincera, me costó recordar cómo se hacían este tipo de operaciones sin la calculadora y la tabla del 8 me hizo sudar. Tras terminar los ejercicios que tenían que hacer, nos pusimos a jugar a un juego didáctico que Natalia había creado; también nos dio trucos y páginas web que podíamos utilizar para crear este tipo de material. Ellos se lo pasaron genial y nosotras también. Tras atender al primer grupo, llegó el segundo, un poco más revolucionado y con mucha energía. En él también conocimos las historias de nuevos niños que nos hicieron abrir la mente y apreciar lo que teníamos. Con ellos todo fluyó, nos conocimos y nos hicimos amigos al instante. Todos se quedaron apenados cuando les dijimos que solo iríamos ese día, y créanme cuando digo que a mí también me dolió, solo pensaba en volver a tener la oportunidad de vivir una experiencia como esta.

El tiempo pasó rapidísimo, y cuando me di cuenta ya eran las siete de la tarde y me estaba despidiendo de estos niños tan maravillosos, con abrazos que alegraban a cualquiera. Sin darme cuenta había hecho nuevas amistades puras y sinceras, porque eso son lo que son los niños. Personitas capaces de apreciar las cosas más pequeñas y de hacer que no te sientas juzgado o incómodo.
Tras esta pequeña pero intensa jornada, puedo afirmar que he escogido bien mi carrera. Magisterio es mi propósito y mi ilusión, poder tener los conocimientos necesarios para ayudar a que otros niños aprendan y crezcan: es a lo que realmente quiero aspirar. Y por ello estoy y estaré eternamente agradecida con Canarias Masterclass, que me ha brindado la oportunidad de vivir una experiencia tan enriquecedora como esta. Y es que solo puedo resumir esta experiencia con las siguientes palabras: “Fue como volver a mi infancia, un lugar seguro e inocente, lleno de risas sinceras y amistades eternas”.
Muchas gracias, Canarias Masterclass.