Un equipo se construye desde su base, y un gran jugador no sería capaz de sacar
su máximo potencial sin un amplio y profesional cuerpo técnico detrás de ellos. Esto y
mucho más fue lo que me enseñó Marcos García, fisioterapeuta del primer equipo del CB Canarias y, afortunadamente, mi mentor.
El pasado martes 11 de junio tuve una oportunidad única e irrechazable: vivir un día
dentro de un club deportivo. Y no un club cualquiera, si no el CB Canarias, uno de los
mejores equipos de baloncesto a nivel nacional y europeo: diecinueve temporadas en la
máxima categoría nacional, dos títulos de BCL (Basketball Champions League) o tres títulos de la Copa FIBA Intercontinental, entre otros.
Durante esta inolvidable experiencia pude visitar el Pabellón Santiago Martín, donde
los profesionales que conviven en este recinto me recibieron con los brazos abiertos. Allí, me encontré con Marcos y, a su vez, con Eliseo Bento, ambos fisioterapeutas del primer equipo del CB Canarias, con quienes tuve la oportunidad de conocer las instalaciones en las que trabajan día a día. Recorrimos la cancha de juego, el gimnasio, los vestuarios, y la parte más importante durante nuestra ruta: la sala de tratamientos.
Allí se hacen día a día los vendajes específicos de los jugadores, y no solo para los
partidos, si no también para los entrenamientos. Me explicaron que cada jugador requiere de un vendaje diferente, muchos lo hacen por manías, y muchos otros, por prevenir recaídas en lesiones anteriores, sobre todo, en pies y manos.
Además, también tratan a los jugadores para recuperarlos de sus lesiones y cuentan
con algunos otros medios de trabajo para su tratamiento. Ellos usan principalmente dos
máquinas: una de diatermia, con la que proporcionan calor a una musculatura específica para una rápida recuperación, y la máquina de magnetoterapia, que utiliza campos magnéticos para la recuperación. Cuentan también con piscinas frías y calientes, que provocan cambios de temperatura para mejoran la circulación y la recuperación muscular.
Marcos y Eliseo me destacaban continuamente la suerte que es trabajar a diario con
las mismas personas, pues les permite trabajar en su máximo rendimiento y crear un
vínculo entre fisio y paciente. Además, saben la importante labor que tienen dentro del club, y forman parte plenamente tanto de todos los triunfos y buenos momentos, como de las derrotas y malos momentos. Ser parte de un gran club es una oportunidad inigualable: ellos forman parte de un proyecto muy exitoso, y recalcan la importancia del trabajo en equipo y del entendimiento entre sus diferentes componentes.
Concluimos la visita en la sala de trofeos, donde se presumía el gran palmarés del
club, y donde pudimos sentarnos para conversar sobre cómo es su profesión. Sería
imposible retratar todo lo que hablamos allí, puesto que Marcos y Eliseo me contaron mil experiencias y vivencias sobre su estancia en el club: me contaron cómo viven su día a día en el equipo, como es trabajar con jugadores profesionales que se exigen al 100% y sus viajes para competir en grandes ciudades alrededor del mundo, entre muchísimas otras cosas. A medida que me contaban su trabajo, en mi cabeza no dejaban de aparecer
pensamientos como “ojalá algún día estar donde ellos están” o “qué envidia me dan”. Una envidia innegable, pero sana, que solamente me lleva a una conclusión: voy a trabajar y formarme lo que sea necesario para llegar a su situación.
Conocer a fondo cómo trabajan y cómo es una temporada sumergidos en el deporte
de máximo nivel me ha apasionado. Podía hacerme una idea de como era, pero solamente la manera en la que me transmitían como era su trabajo, me hacía ilusionarme solo de pensar en estar en su situación: vivir el deporte desde dentro es completamente diferente a ser espectador, y sé que no solo quiero ser aficionado a un equipo, si no también saber que puedo colaborar directamente en todos sus logros aportando mi granito de arena.
Antes de entrar en el Santiago Martín tenía prácticamente claro a qué quería
dedicarme, pero esto no ha hecho más que reafirmar mi vocación: quiero ser fisioterapeuta deportivo dentro de un club deportivo.
Desafortunadamente, esta fecha coincidió con la temporada ya finalizada, por lo que
no pude ver de primera mano el trabajo práctico, si no solo de forma teórica, pero tanto
Marcos como el club tuvieron el bonito gesto de invitarme durante un día de la
pretemporada del equipo de la próxima temporada para ver un día de su rutina desde cerca.
Un gran club que realza el nombre de nuestras islas allá donde va y que está conformado por grandes personas como Marcos y Eliseo, a quienes agradezco de corazón esta experiencia, al igual que a Canarias Masterclass, por darme esta increíble oportunidad.
Gracias a Canarias Masterclass, aquel Ángel de 8 añitos, apasionado por el deporte y que soñaba con vivir de él, se sentirá orgulloso de que el Ángel de 18 años esté decidido a hacer todo lo posible para cumplir sus sueños.
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