El 16 de junio comenzaba mi jornada extraordinaria como médico, sin serlo todavía.

Recuerdo el momento de ponerme el “pijama” con entusiasmo y decisión para enfrentar el día de una forma en la que pudiera tener claro al final de la jornada si realmente esta era la profesión a la que quería dedicarme. Comencé la mañana yendo junto a mi mentor, el Dr. Tomás, por las distintas estancias del hospital para conocer su funcionamiento y a partir de ahí, pude disfrutar cierto tiempo en cada sección.

Empecé en urgencias, donde pude observar la necesidad de clasificar rápidamente diagnósticos según gravedad, para priorizar aquellos que necesitaran una actuación inmediata. Fue una de las especialidades que más me gustó.

Después estuve en cardiología, realizando pruebas de esfuerzo. No se me hizo tan ameno ya que requería grandes conocimientos para aprovechar el momento. Después, presencié dos cierres de orejuela en la sección de hemodinámica. Llevaron a cabo la intervención con un procedimiento relativamente nuevo por lo que la compañía comercial y médicos expertos en la realización de este vinieron a apoyar la operación en forma de guía. Fueron horas con gran tensión pero las disfruté. De estas dos intervenciones destaco el maravilloso ambiente dentro de quirófano entre todo el equipo sanitario y es que es fundamental trabajar coordinados para que la intervención salga lo mejor posible.

Por otro lado, estuve en torno a una hora también en cuidados intensivos. En aquel momento la zona estaba muy tranquila porque solo había dos pacientes que estaban muy estables y esperando el pase a planta. Quizás fue ese el motivo de que no me gustara demasiado.

Por último, y para mi sorpresa lo mejor del día, cirugía general. Nunca pensé que el quirófano fuera lo que más me fuese a gustar de todo lo que iba a ver ese día. Al entrar transcurría una operación de colon. Desde el momento en que entré todo fue increíble, la cámara para ver el interior del paciente, la forma en que trabajaban con él, el ambiente entre todos los allí presentes y el resultado obtenido.

Para terminar, he de destacar de la jornada las secciones de cirugía y urgencias, en ambas disfruté del momento y corroboraron mi gusto por la medicina. Ya ahora puedo decir que quiero estudiar medicina y, teniendo la nota para entrar a la facultad, es el mejor regalo que me podían haber hecho, el haber vivido como es el día a día de un médico antes de serlo y finalmente estar dispuesto a estudiar para llegar a ser como ellos es un privilegio que no todos pueden experimentar.

Muchas gracias a Canarias Masterclass y a hospiten por haberme concedido esa ilusión
que me surgió cuando vi el anuncio de inscripción al proyecto.