La jornada empezó con el Dr. Internista Octavio Afonso pasando planta, es decir, visitando a los enfermos que se encontraban ingresados, hablando con ellos y actualizando sus diagnósticos a través de un ordenador. Fue una de mis partes favoritas, pues pude ver casos muy bonitos, como es el caso de una señora mayor que había perdido el habla hacía un par de años por problemas de tiroides y que, mediante tratamiento, consiguió recuperarlo. Había ingresado para mantener esa medicación constante y, a pesar de su situación, mantiene su sentido del humor incluso haciendo “chistes”, sobre esta.
La mañana continuó tranquila, nos quedaba hacer los informes de los pacientes y dos ecografías, una de barriga y otra de una pierna, donde aprendí a distinguir las distintas partes de los músculos, el estómago, la piel y la grasa.
Más tarde, al terminar con Octavio, fui a la consulta de cardiología del Dr. López, otra de los momentos más bonitos de la experiencia. En esta ocasión vi varios electros, que el Dr. me enseñó a leer con mucha paciencia y esmero.
Una de las cosas que más me impactó fue ver una ecografía de corazón, donde se podía observar muy claro el latido del corazón y las válvulas abriéndose y cerrándose. Nunca había visto algo así y la verdad es que me encantó.
Llegó la hora de almorzar y comí con Raquel Acosta, aprendí mucho de ella y su experiencia, fue una muy agradable compañía. Al llegar la tarde estuve en urgencias, con la Dra. Irina, una mujer muy simpática que, a pesar de estar a tope, se preocupó de que aprendiera. Allí, en urgencias, la experiencia se volvió más dinámica, pues pude ver todo tipo de casos: una chica con un dolor fuerte en la parte baja del estómago que fue derivada a ginecología, un chico con un dolor en el pecho, una señora con líquido en el pulmón… casos muy diferentes de los que intenté aprender lo máximo posible.
No puedo estar más agradecida con todos ellos. Cada uno de los doctores me tuvo en cuenta en todo momento, trataban de explicarme todo lo que ocurría, cada caso en detalle, me resolvieron todas y cada una de las dudas que tenía… fueron todos unos magníficos mentores. Aprendí muchísimo y ha sido una experiencia que me ha hecho amar aún más esta profesión.
Por supuesto, también estoy súper agradecida con Raquel que se preocupó en todo momento de que estuviera cómoda y no me faltara nada.
Fue una experiencia completamente increíble y que repetiría muchas veces más. Súper agradecida y feliz de poder haber sido una de las 50 privilegiadas que han vivido un día en su profesión soñada.
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