Como ya ocurrió el año pasado, la sede central de Cajasiete acogió el pasado jueves una nueva edición de Canarias Masterclass, el programa de mentorización que lleva a cabo entre alumnos de segundo de Bachillerato la asociación sin ánimo de lucro Canary Talent. En esta ocasión eran 30 los seleccionados por esta provincia entre el medio centenar elegido entre la flor y nata de la juventud del Archipiélago. Enrique Areilza, hombre clave de un proyecto con el que colabora lo más granado del empresariado de las Islas, resumió con claridad aquel día el objetivo del mismo: “Ustedes son los cracks, por eso apostamos por ustedes y porque queremos que se queden”. La cita en cuestión, como la del día anterior en Gran Canaria, supone el encuentro entre los chicos y chicas escogidos con sus mentores, profesionales con experiencia que, desinteresadamente, se prestan a guiar a los que, por estos lares, se enfrentan a una decisión trascendental, como es la elección de sus estudios universitarios. Para profundizar en la dinámica de este programa de mentorización, se optó por reflejar uno de esos encuentros entre alumno y mentor, que en este caso son Limin Chen (IES Los Cristianos) y Blanca Rodríguez de Azero (Agencia Flecher). En el afán de conservar la naturalidad de la conversación, el periodista renuncia (en lo posible) a guiar la misma, a tal punto que se suma a la misma al poco de iniciarse.

Limin Chen (L. C.): “(…) Tengo cuenta en YouTube y en Instagram, claro”.

Blanca Rodríguez (B. R.): “¿Muchos seguidores?”.

L. C .: “¿En YouTube dices? Sí, tengo una cuenta con mi amiga Perla y son unos 26.000 seguidores; en la de Instagram, que es mía, tengo cerca de 7.000”.

B. R.: “¡Qué dices!”.

L. C.: “Sí, sí. Podría crecer más rápido porque conozco bien las redes sociales del futuro y podría tener las herramientas para hacerlo. Incluso me ofrecen dinero para subir algo, pero no me interesa. Yo sé lo que yo quiero hacer…”.

B. R.: “Te apetece más estar en una corporación, como me dijiste antes, trabajar en una empresa…”.

L. C.: “Sí. Y luego más adelante, si veo que tengo los recursos suficientes y los contactos necesarios para crear mi propia revista…”.

B. R.: “No te pones límites…”.

L. C.: “Así es…”.

B. R.: “Maravilloso…”.

L. C.: “A veces la gente me dice qué más quieres. Pero yo sí quiero. Entiendo que hay que marcarse un objetivo y lograrlo”.

B. R.: “Es fundamental marcarse un objetivo, tenerlo claro…”.

L. C.: “Sí…”.

B. R.: “¡Lo que llama la atención es que lo hagas tan pronto y lo hagas tan bien! Siendo tan joven, es a lo que me refiero…”

L. C.: “¡Es que vengo de una familia de chinos!”. (Carcajada general de las tres personas presentes).

L. C.: “Encima mi familia quería que yo fuera por Medicina y me insistieron bastante cuando era pequeña con ese asunto. Sin sentirme oprimida ni nada negativo, pero sí que insistían mucho en ello… Y hasta el año pasado no me rebelé en el sentido de no quiero hacer esto; así que me cambié de rama de ciencias. Quiero trabajar en Relaciones Públicas y Publicidad, pero relacionado con la moda. Tiene que ser en relación con la moda”.

B. R.: “Lo tienes clarísimo…”.

L. C.: “Sí, y ya mis padres han aceptado mi decisión. Me busco mi propio camino”.

-¿Qué te atrae tanto de ese sector de la moda?

L. C.: “Me he dado cuenta de que la moda combina mi atracción por el arte con una característica mía, que es que me gusta conducir a la gente. ¡Soy una mandona!”. (De nuevo, risas conjuntas).

L. C.: “Es verdad, en clase siempre estoy dirigiendo a los demás, pero también porque soy muy estructurada, me organizo bien. Por ejemplo, el vídeo de la orla me lo tengo que plantear todo con antelación. Aquí el cuerpo, aquí la conclusión…

B. R.: “Lo visualizabas…”.

L. C.: “Exacto. Lo visualizaba primero. Luego, claro, hace falta un grupo de trabajo eficiente… Luego alguien entrega algo tarde y te tienes que levantar a las tres de la mañana para llegar al plazo. Pero eso pasa porque tomas el control, son consecuencias que tienes que asumir”.

-Ahí la experiencia de una ejecutiva como Blanca Rodríguez de Azero puede servir para conocer más sobre esas consecuencias, los inconvenientes propios del día a día…

B. R.: “Evidentemente. Ahora bien, lo que es maravilloso es enfrentarte a esa realidad del modo que lo hace ella. Por eso es tan importante tener claros unos objetivos, porque así es como se puede hacer frente a esos obstáculos cotidianos. Es verdad que la vida te va enseñando que no siempre todo es organizable y que ocurren cosas o tropiezas con gente…”.

L. C.: “¡Planes b!”.

B. R.: “¡Planes b! Pero incluso los planes b pueden acabar siendo planes z, porque puedes cambiar de opinión y no pasa nada. Hay que saber adaptarse a las circunstancias. Eso te lo da la experiencia, te lleva de la mano a esa realidad”.

-¿Por qué a veces los canarios damos la impresión de que renunciamos de antemano a plantearnos objetivos ambiciosos? ¿Hay que salir primero y luego volver?

B. R.: “Ese complejo, hoy en día, no tiene razón de ser. En Canarias hay talento, hay pasión, hay ganas, y creo que vamos por el buen camino. Aquí tenemos un ejemplo con Limin, pero incluso otro mayor y más claro con un proyecto como este, que es una excelente prueba de que, ahora y aquí, se están haciendo mejor las cosas. Porque se está cuidando el talento”.

L. C.: “Una opinión personal de alguien como yo, que nací aquí y soy canaria de corazón, pero soy china, mi familia es china. Al vivir entre dos mundos, percibo que en Canarias debería fomentarse en las escuelas una mayor autoexigencia. Mis padres, cuando yo saco un 9,75 me preguntan por qué no saqué el 10, qué pasó con ese 0,25. Y a mí me enseñaron a preocuparme por ese 0,25. Hay gente que saca un 7 y un 8 y está contenta. Hay quien lo está con un 5. Y me pregunto por qué se conforman con un 5 cuando podrían sacar un 10. Con todo eso quiero decir que aquí veo que falta cierta autoexigencia, que es algo muy importante para mí y creo que tiene que serlo para todo aquel que se marca un objetivo y lucha por alcanzarlo”.

B. R.: “Sin duda, el camino pasa por ahí, como por la importancia de salir fuera y aprender de otras culturas, el intercambio es muy enriquecedor. Y como tu citas a tu padre, yo voy a recordar una frase del mío: Al canario que ha volado, se le nota”.

Por Tinerfe Fumero para Diario de Avisos.